Autor: Antoine de Saint-Exupéry. (1946)
Director: Mark Osborne. (2015)
Para los que no han tenido la maravillosa oportunidad de leer
este libro, trata de un aviador que, al romperse su avión, queda a la deriva en
el desierto. Es allí donde conoce al personaje (para mí, obvio) más hermoso que
puede existir en la vida: El Principito, proveniente del Asteroide B 612, este
comienza a contarle la historia de cómo llego a la tierra.
No me gustaría contarles más que eso, porque no quiero
arruinarles la historia si es que, no lo han leído y tienen deseo de hacerlo.
Este libro, en lo personal, hace que te reencuentres con ese niño que, por
razones de la vida, hemos perdido en la camino hacia la madurez. (¿Por qué lo
hacemos?). El libro es tan hermoso que cada vez que lo leo tiene la increíble
capacidad de ponerme la piel de gallina, hacerme reír y llorar, con una
facilidad asombrosa.
Me topé con la película del principito porque, un día, me
preguntaron “porque estás viendo una películas para niños?” a lo que conteste
“porque hay placeres en la vida que no me voy a negar” esa respuesta (que yo
publiqué en mi face) fue comentada por un muy buen amigo que dijo “tenés que
ver esta película” y eso hice.
Si, la película habla del libro, y te cuenta la historia del
principito tal cual está en el libro, ni más ni menos. Es contada por el mismo
aviador a una niña que, se ha olvidado de ser una niña, su madre quiere que
entre en una de las mejores escuelas privadas, su vida está en un cronograma
para comer, estudiar, dormir, hacer ejercicios, etc. Poco a poco ella va a
experimentar lo que es, tan simple para algunos, divertirse y comenzar a usar
su imaginación.
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